La Plaça del Tripi: La pacificación de lo impacificable

Fuente propia 16/06/2014

Fuente propia 16/06/2014

La Plaça de George Orwell en Barcelona, también conocida como la Plaça del Tripi por la singular escultura que ella se encuentra, era, hace unos años, un ejemplo vivo del espacio urbano de Ciutat Vella. Como parte integrante de este barrio de la ciudad compartía con ella muchas de sus características. Era lugar de acogida para personas sin techo, punto de reunión y de salida para la noche barcelonesa, espacio de asambleas improvisabas, mochileros, conversaciones espontáneas, trapicheo de drogas, bares que nunca cerraban y que vendían esos bocadillos que a uno le devolvían la vida, etc. En definitiva, un lugar vivo y palpitante.

El Ayuntamiento de la ciudad, sin embargo, no lo veía así. Inmerso en la dinámica de convertir a la ciudad en la Meca del turismo europeo (hoy en día es la cuarta ciudad que más visitantes atrae, después de París, Londres y Berlín) a través de la pacificación de su centro y el eufemismo de los espacios públicos de calidad, decidió incluirlo en la lista de los “24 puntos negros de la convivencia en el centro de Barcelona”. Como decía un artículo de La Vanguardia de aquellos días,  estos puntos negros son “lugares públicos (donde) hay problemas de convivencia a causa de ‘la pernocta de indigentes, el consumo de alcohol, la generación permanente de suciedad, la venda ambulante’ y otras ‘dinámicas de riesgo’ como el consumo de drogas, el nomadismo urbano’ o el ‘turismo de mochila’. He de confesar que, a día de hoy, todavía me sorprende el uso del eufemismo de “nomadismo urbano” para referirse a la gente que no tiene donde dormir y elegía un trozo de la plaza para pasar (mal) la noche, pero así era tal y como aparecía en los documentos oficiales de la Regidoria de Ciutat Vella del año 2008.

Entre las medidas que adoptó el consistorio barcelonés para acabar con estos puntos se encontraba otro eufemismo, el de urbanismo preventivo, el cual no consistía más que en fomentar acciones de renovación de la estructura de calles y plazas, el fomento del vallado para evitar la invasión nocturna, la instalación de elementos preventivos (como aquellos destinados a que los sin techo no pudieran acomodarse para pasar la noche), facilitar licencias de bares y sus consiguientes terrazas, instalar parques infantiles, bancos unipersonales, etc. Todo con el único fin de facilitar que los vecinos disfruten de su espacio público mediante la expulsión de los entonces incívicos usuarios.

Muy bien, unos años después, este maravilloso urbanismo preventivo se ha convertido en un urbanismo proactivo, pues ha conseguido todo aquello que se proponía: matar una parte de la ciudad. Sí, porque ahora es verdad que está todo más limpio, y puede que no se desarrollen en él actividades incívicas e incluso se haya ahuyentado el “nomadismo urbano”, pero lo que es completamente cierto es que los vecinos no han conseguido disfrutar del llamado espacio público. Tal y como se ve en la foto lo único que se ha logrado ha sido poblarla de mesas y sillas plenas de turistas que pagan precios exorbitantes por sangrías y capuchinos; concentrar en ella rutas turísticas sobre Ciutat Vella a pie, en bici, en monopatín, en patinete, en segway, etc., o evitar que se acerquen niños y niñas a su mini-parque, acompañados por unos padres que no pueden sentarse a conversar en los bancos unipersonales.

La muerte de la plaza está sellada. La pacificación imposible se ha producido y Barcelona ha dado un paso más hacia no se sabe dónde.

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6 respuestas a La Plaça del Tripi: La pacificación de lo impacificable

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  2. EvaVita dijo:

    Como ya en su día pasó con nuestra querida Alameda sevillana, ese concepto de «dar» vida, quitándola.

  3. Iván dijo:

    Hola,

    Me disculpo por anticipado por comentar en esta entrada, que no está relacionada con lo que voy a preguntarte, pero no pude hallar tu dirección de e-mail para enviarte un correo. De todos modos, siempre puedes borrar el comentario, en última instancia…

    Quisiera saber qué opina un antropólogo de los cráneos cónicos o alargados hallados en diversas regiones del globo, como en Paracas, Perú, que demuestran no sólo una forma distinta, y están sellados de manera diferente al del Homo Sapiens (pues creo que no tienen huesos parietales; mejor dicho, la sutura sagital), sino además un mayor volumen o capacidad para albergar masa encefálica…

    Sé que el tema se presta a disparates pseudocientíficos, pero me resulta francamente interesante, y creo que hay escaso o nulo interés de gente seria al respecto, lo cual me sorprende…

    Desde ya, disculpa las molestias;
    Un saludo!

    • El Antropólogo Perplejo dijo:

      Hola Iván. Gracias por escribirme.

      La verdad es que mi especialidad es la antropología social y cultural, no la física, por lo que no te puedo ser de gran ayuda. Como tú bien dices, estos temas se prestan mucho a cuestiones de carácter no científico, así que yo iría con gran cautela al respecto.

      De nuevo gracias por seguir mi blog. Un saludo. Jose

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