La ONG de Urdangarin

La Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo – España publica cada año, en colaboración con la Caixa, un informe titulado: «Así nos ven«, donde  se analiza el conocimiento y la valoración que la sociedad española tiene sobre las ONGD. En la última edición de esta publicación, referida al año 2010, éstas vuelven a aparecer como las instituciones mejor valoradas por los ciudadanos, seguidas muy de cerca por los medios de comunicación. Sin embargo esta percepción ha ido variando negativamente con los años, a veces por ciertos hechos vinculados a «malas artes» de algunas de estas organizaciones y, otras, salpicadas por escándalos en las que nada tienen que ver y donde, estos mismos medios de comunicación tan valorados, a veces sin maldad, meten en el mismo saco a propios y extraños.

Viene esto al caso de las noticias que últimamente nos alumbran sobre el llamado «Caso Urdangarin». El hecho de que presidiera una asociación sin ánimo de lucro, el tan denostado Instituto Noos, ha hecho que el término ONG aparezca una y otra vez alegremente vinculado a unos hechos por los que, posiblemente, se imputará judicialmente al yerno del Rey y sus compinches. Aprovechando esta cuestión, creo que puede ser el momento idóneo para tratar de mostrar, a través del presente post, qué son y qué hacen realmente las ONG.

Según algunos autores (FERNÁNDEZ PRADOS, 2009), podríamos definir una Organización No Gubernamental como todas aquellas entidades privadas, de naturaleza voluntaria y altruista y con capacidad de autogobierno, cuya actividad persigue un fin de interés general, en beneficio de la comunidad y sin ánimo de lucro. Completaríamos esta definición con el adjetivo «para el desarrollo»,  cuando el objetivo principal de estas organizaciones es impulsar políticas o actuaciones encaminadas al desarrollo de colectivos excluidos o en riesgo de exclusión, así como a países o comunidades considerados empobrecidos.

En definitiva, existen al menos cinco características comunes a las ONG:

– Se encuentran organizadas, esto significa un cierto grado de institucionalización; por tanto, el carácter formal de una organización no es simplemente su status legal/jurídico, sino que se refiere al hecho de que el sujeto colectivo sea percibido y visto como institución.

– Son privadas, es decir, ni son gubernamentales ni están controladas por el gobierno, lo cual implica la facultad de escoger el propio dirigente y la capacidad de emplear los recursos económicos para sus fines

– Son no-lucrativas o no producen distribución de beneficios, significa que a las organizaciones de la sociedad civil le es negada la posibilidad de remunerar o repartir beneficios.

– Son autogestionadas, y por consiguiente, estructuradas internamente con sus propios órganos de control y dirección, sin intervención de entidad externa.

– Son de carácter voluntario, donde la participación es significativamente protagonizada por parte de voluntarios, de forma espontánea y gratuita, y de donde provienen también una importante parte de los recursos financieros.

El tan traído y llevado Instituto Noos, se encontraba organizado y se autogestionaba, ya que ciertamente contaba con un Presidente/a, Secretario/a y Tesorero/a, además de un equipo directivo, pero también tenía un manifiesto ánimo de lucro porque, aunque teóricamente no se producía distribución de beneficios, éstos sí eran burdamente desviados a empresas afines a la trama de forma que repercutían finalmente sobre la propia Junta Directiva. El carácter privado y voluntario también está en duda, pues aunque la Junta Directiva al completo no recibiera asignación o sueldo alguno, todo apunta a un interés pecuniario muy claro, finalmente enmarcado en el hecho de que la dependencia del Instituto de fondos públicos es clara y manifiesta pues son los Governs Balears y Valencià los principales clientes de la organización, ambas administraciones públicas.

En fin, creo que después de esta aclaración queda claro que el Instituto Noos no era una ONG, sino sólo una entidad cuya figura jurídica podría ser la de Asociación sin Ánimo de Lucro, pero donde lo gubernamental y la búsqueda de dividendos abundaban por doquier. Por eso pido desde aquí a nuestros segundos mejor valorados medios de comunicación que midan algo mejor el lenguaje cuando mezclan ambos conceptos ya que nos va a algunos y algunas la reputación en ello.

PS: No diré que me alegro, no lo diré, pero la Monarquía registra el primer suspenso de la democracia en el barómetro del CIS de octubre… todo antes del Caso Urdangarín!!

Música!

Esta entrada fue publicada en Antropología del Desarrollo, Valores y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a La ONG de Urdangarin

  1. Anónimo dijo:

    Grande, compañero!!!
    Qué gusto leer tu blog…ha sido un descubrimiento interesante, gracias!!

Deja un comentario