Jóvenes y vivienda: una cuestión de clase

Fuente: eltambor.es

Este artículo fue publicado originalmente en catalán en la revista Papers de Joventut 137. Podéis consultar el artículo original en el siguiente enlace.

Jóvenes y vivienda: una cuestión de clase

El pasado mes de diciembre, el diario El País publicaba un artículo con el título «‘Viejenials’: el gran negocio de disfrutar la vejez» (López, 2019). En este se daban a conocer algunos datos interesantes. Por ejemplo, España aparecía como el segundo país, a nivel global, en esperanza de vida, únicamente superado por Japón. Además, se mostraba como, según las últimas estimaciones realizadas, desde 1840 la esperanza de vida se estaba viendo incrementada en 2,5 años cada década, lo que supondría que, en 2050, la población española llegaría a 91,5 años de media. El periodista señalaba como esto supondría todo un handicap para los sistemas sanitario y de pensiones públicos, ya que, actualmente, los mayores de 64 años ya supone el 19% de la población. Sin embargo, el artículo no quería mostrarse pesimista, al menos con la situación actual de nuestros mayores. Más bien, señalaba la enorme oportunidad que esto suponía para… hacer negocios. Sí, porque tal y como subrayaba uno de los expertos citados en el artículo, «la creciente longevidad, gestionada adecuadamente, es el baby boom que buscamos desesperadamente, si es que no es mejor aún: es el greyny boom«, para luego añadir «es cómo aprovecharemos el maná de la longevidad y no con sobornos para que las parejas tengan más hijos (…), es más eficaz deshacerse de la tiránica barrera de los 65 años [en la edad de jubilación] que fomentar la natalidad para que los jóvenes nos pagan las pensiones «(sic!). El texto continuaba aportando datos y realizando valoraciones supuestamente técnicas sobre la enorme oportunidad que podría llegar a suponer el hecho de contar con una sociedad envejecida. Sin embargo, en una lectura desde el otro lado de la pirámide poblacional sería posible sacar unas conclusiones no tan favorables. La primera de ellas sería que, según este relato, el futuro de nuestros jóvenes parece pasar por una especie de gerontoeconomía, es decir, todo un sector productivo dedicado a la gente mayor. Mientras que, por otra parte, las políticas de mejora de las oportunidades y calidad de vida para las nuevas generaciones aparecen como simples «sobornos» y el retraso progresivo en la edad de jubilación podría suponer un nuevo obstáculo en las oportunidades laborales los trabajadores y trabajadoras jóvenes.

Pocos días después, el mismo diario publicaba otro artículo aparentemente sin relación con la anterior: «La desigualdad en patrimonio aumenta y lastra a los jóvenes» (Maqueda, 2020). El panorama que mostraba era desolador. A la evidente fractura social existente en España, acentuada después de la mal llamada Gran Recesión de 2008, la cual había aumentado de forma notable las diferencias de renta entre clases sociales, se sumaba una brecha generacional que estaba situando precisamente a los más jóvenes como protagonistas destacados de la desigualdad. Es decir, ser pobre hoy es, en gran medida, ser joven. Así, si en 2014, el 20% de los hogares más ricos poseía 15 veces más renta que el 20% más pobre, sólo tres años después, en 2017, esta distancia había aumentado hasta 28 veces, casi el doble. Y, aunque el texto señalaba cómo los salarios estaban recuperando, muy lentamente, los niveles previos a la crisis -evidentemente, no en todos los grupos de edad y clase-, no estaba pasando lo mismo con el patrimonio, representado éste, de manera fundamental, por la vivienda. En cuestiones patrimoniales, la Encuesta Financiera a las Familias, informe elaborado por el Banco de España (2017), situaba, para este año, a aquellos hogares con jefes de familia menores de 35 años con una riqueza media neta de 5.300 euros, mientras que, en 2011, el mismo grupo de edad contaba con 71.600 euros de riqueza, es decir, un descenso de hasta 13,5 veces en el intervalo de sólo siete años. La incapacidad de los hogares jóvenes para ahorrar, dados los mencionados insuficientes niveles salariales, y la tipología de empleo creado, imposibilitaría a los jóvenes el acceso a la vivienda en propiedad, lo que se manifiesta en importantes desigualdades en renta y patrimonio. Los intereses de las grandes compañías inmobiliarias se encuentran centrados en volver al mítico pasado donde el ladrillo era fuente de ingentes plusvalías, pero la realidad tozuda se empeña en lo contrario.

Si nos centramos en el mercado de alquiler, la situación tampoco es mucho mejor. En ciudades como Madrid o Barcelona, ​​donde la media de la renta mensual del alquiler se sitúa, respectivamente, en torno a los 819 y 769 euros según Hacienda -casi 1.000 euros para Barcelona, ​​según otras fuentes (Castán, 2020)-, el 49,9% de los jóvenes entre 16 y 24 años cobra únicamente 1.047 euros, mientras que, si consideramos el grupo comprendido entre los 25 y los 34 años de edad, este porcentaje se sitúa en el 24,5% (Cinco Días, 2019). Es evidente que esto, a simple vista, imposibilita la más elemental vida con dignidad. De este modo, si no se da pronto una contundente intervención pública, nos arriesgamos a que generaciones completas tengan muy difícil acceso a la vivienda y, por tanto, un futuro menos desigual. Y esta urgencia viene prescrita porque, entre otras cuestiones, las dinámicas de concentración de la propiedad inmobiliaria se están acelerando; sólo las Sociedades Cotizadas de Inversión Inmobiliaria (SOCIMI), vehículos de inversión que gozan de exención fiscal a cambio de repartir todo su dividendo, por el que sí tributan sus perceptores, cuentan ya con un patrimonio de 50 mil millones de euros, más de un 4% del total del PIB español (Aranda, 2020), lo que hace muy difícil intervenir en su contra.

En definitiva, el futuro de nuestros jóvenes pasa por situar en primer plano unas necesidades que son compartidas por otros grupos etarios pero protagonizadas por estos. Así, es obligatorio diseñar e implementar políticas públicas que sitúen su problemática en el centro de la esfera pública, lo que, en relación con la vivienda, pasa por constituir un gran parque de vivienda social al servicio de las necesidades generales de la población -tenemos hasta 10 veces menos vivienda social que otros países de Europa-, pero también para mejorar un sistema productivo que, hasta este momento, sólo está ofreciendo salarios de miseria a consecuencia del proceso de reestructuración productiva convertido durante la última década.

Bibliografía

Aranda, J. L. (2020) Las socimis ya controlan 50.000 em activos. El País. Recuperat de https://elpais.com/economia/2020/01/02/actualidad/1577990877_861126.html?ssm=TW_CC

Banco de España (2017). Encuesta Financiera de las Familias 2017. Métodos Resultados y Cambios desde 2014. Banco de España. Madrid.

Castán, P. (2020). Alquilar un piso en Barcelona ya supera los 1000 euros de media. El Periódico. Recuperat de https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20200103/alquilar-piso-barcelona-ya-supera-los-1000-de-media-7792710

Cinco Días. (2019). El 50% de los jóvenes cobra menos de 1.047 euros. Cinco Días. Recuperat de https://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/11/08/economia/1573211572_933439.html

López, S. (2019). ’Viejenials’: el gran negocio de disfrutar la vejez. El País. Recuperat de https://elpais.com/economia/2019/12/13/actualidad/1576232831_768222.html

Maqueda, A. (2020). La desigualdad en patrimonio aumenta y lastra a los jóvenes. El País. Recuperat de https://elpais.com/economia/2020/01/05/actualidad/1578240036_472293.html

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7 respuestas a Jóvenes y vivienda: una cuestión de clase

  1. Erre dijo:

    Es muy desolador, que no existan políticas eficaces para la vivienda, los bancos, contrictoras e inmobiliarias se lo han montado muy bien.

  2. noname dijo:

    El problema de los jovenes y la vivienda, no es un problema directo en si mismo, es la proyección de la sobra del sistema educativo, credo para la fábrica que ya no hay.
    Desde que tengo uso de razón la complejidad del mundo ha ido creciendo exponencialmente pero la educación a empeorado linealmente, ese desajuste es el que provoca que un joven al finalizar sus estudios, que el estado dice le serán de provecho para el resto de su vida, cobre esos escasos 1000€ y lo delata el problema de la vivienda.
    El estado nos ha abandonado por intereses particulares, corrupción en su esencia, nadie ha querido enfrentar el problema del fracaso escolar ni las pensiones, ni la sostenibilidad ambiental, ni la dependencia economica del exterior, esos problemones que se los coma otro.
    Y al final resulta que la responsibilidad del estado para las generaciones futuras es un fraude, y han hecho perder el tiempo más valioso en tonterias y no en aprehender conocimientos que puedas explotar el resto de tu vida y den valor al esfurzo que realiza el alumno.
    Hacer viviendas en un país que se está japonizando y que la población va en claro descenso no tiene sentido, hay vivendas de sobra, pero no están en las manos que las necesitan ni a los precios que pueda pagar alguien con un sueldo de 1000€.
    Si eres joven claramente hay que emigrar, salir de tu zona de confort, hay paises que su plutocracia no les ha permitido implementar medidas para compensar estas disfunciones y tienen más compatriotas fuera, que dentro del país, vease Irlanda o Portgual.
    Ahora vienen los llantos y las quejas, pero es nuestra responsabilidad y no la de otro procurar por nuestro futuro y el de nuestros hijos, ahora ya no se puede arreglar nada estas dos últimas generaciones están perdidas a ver si no se pierde la siguiente.

    • El Antropólogo Perplejo dijo:

      Gracias por el comentario, pero yo no digo construir más viviendas, sino «constituir un parque público» que, por supuesto, es posible realizar con las que ya hay. Un saludo

      • . dijo:

        Perdona por mi obcecación, pero, no es mejor dar herramientas para solucionar los problema que no dar la solución y mantenernos ignorantes? nunca dejaremos de estar tutelados, de ser serviles de quien nos facilite la solución de los problemas, falta pensamiento critico. No potencia eso la dependencia?
        Porqué no mejorar el conocimiento y las habilidades de las personas para que puedan ganarse mejor la vida, para que puedan aportar más, para que puedan solucionar problemas más complicados? es una inversión de futuro eso revierte en todos, trasciende su persona.
        Al final es promover la infantilización de la sociedad y hacer creer que otro es el que tiene que solucionar nuestros problemas, cuando nuestro futuro en gran medida depende de nuestras acciones o inacciones.
        El parque público me da escalofríos, restringe la libertad, dependes del quien decide donde, como, cuanto y no soluciona el problema de fondo del bajo salario.
        A lo mejor, al sistema le interesa que no pases de 1000€/mes y desincentiva el esfuerzo.
        Perdona por la chapa.

      • El Antropólogo Perplejo dijo:

        En Suecia un alto porcentaje de la vivienda está bajo formas protegidas y no están infantilizados. Eso de la restricción de la libertad y la formación, etc, no son más que, a mi parecer, los argumentos típicos de la ideología liberal.

  3. . dijo:

    Cierto, son argumentos típicos de la ideología liberal.
    El problema de Suecia es que su modelo no es exportable, me explico.
    Tiene una reducida población, alrededor de 7 millones.
    Es una población muy homogénea, son protestantes y el clima es duro.
    El clima lo cambia todo, un sueco del siglo pasado tenía muy claro que es lo que tenía que hacer en verano, planificar el invierno, cortar leña, reparar la casa o construirla, preparase para la adversidad del crudo invierno.
    Los que no lo hacían no sobrevivían a la crudeza del invierno y eso marca a quienes lo han vivido y quienes lo han visto.
    El rigor del clima y ese carácter siguen marcando esa sociedad.

    Yo miraría algo más cercano, como Francia, el estado incentiva la determinación de los precios del alquiler mediante rebajas fiscales a los propietarios si se ajustan a los precios públicos.
    El estado no tiene un coste inicial y la oferta no está concentrada en barrios o zonas planificadas, es una mejora respecto a nuestra situación y más barato para las arcas estatales, el problema… es demasiado transparente para nosotros, falta la mordida.

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