Fragmentos de Antropología Anarquista

Reseña del libro de David Graeber “Fragmentos de Antropología Anarquista“. Publicada por la Revista Queaderns-e del Institut Català d’Antropologia (ICA) en su número 18 (2) 2013 «Antropologia del Conflicte Urbà»

Fragmentos de Antropología Anarquista

José Mansilla.- Observatori d’Antropologia del Conflicte Urbà – Universitat de Barcelona

Si tuviéramos que señalar los dos elementos más significativos del libro de David Graeber estos serían, por un lado, la necesidad de comprender la obra dentro de un marco temporal concreto, el del año 2004 cuando se publicó originalmente en inglés y, por otro, su carácter panfletario.

Fragmentos de Antropología Anarquista se publica en los primeros años del siglo XXI, justo en plena efervescencia del llamado movimiento antiglobalización. Estaríamos hablando de lo que Carles Feixa (2012, 2011) denominaría “novísimos movimientos sociales” (2012: 25) por contraste con los viejos movimientos, de carácter obrero y sindical, de finales del siglo XIX y los nuevos movimientos sociales de los años sesenta del siglo XX. Estos novísimos movimientos sociales estarían fundamentados en “redes globales y de ciberculturas juveniles: luchas intergeneracionales, trans-sexuales […] que atraviesan las clases” (Ibídem: 25) y donde la creación de nuevas formas de organización mantendría cierto protagonismo. Son frecuentes las referencias al levantamiento zapatista del año 1994 en Chiapas, México, como origen de esta nueva forma de organización alternativa. Lo curioso del tema es que, precisamente en el año 2011 y como consecuencia de las movilizaciones que en diferentes partes del mundo se llevaron a cabo (15M-indignados en el estado español, Ocuppy Wall Street en Estados Unidos, etc.) el libro de David Graber volvería a gozar de relevancia entre amplias capas de activistas y académicos. Son destacables los estudios llevados a cabo, bajo la influencia del pensamiento de Graeber, sobre la estructura y sistema de toma de decisiones de estos movimientos (Estalella, Corsín, 2013; Juris, Razsa, 2012) los cuales han ocupado gran parte de la atención de las ciencias sociales. El propio autor así lo hace constar cuando señala que el anarquismo es una filosofía política en apogeo (pp. 9).

Por carácter panfletario me refiero a que el libro de Graeber mantiene una línea muy crítica, casi difamatoria, con otros marcos teóricos, tanto dentro de la antropología como en otras disciplinas. El autor abre el libro comparando el anarquismo con el marxismo y su amplia influencia en las instituciones académicas. El marxismo quedaría definido así como un cuerpo teórico predominantemente masculino, por no decir machista, donde prevalecería un elevado grado de individualismo y condescendencia con otros discursos. El anarquismo, por su parte, es presentado como un marco teórico muy amplio, basado en diferentes escuelas, que trata cuestiones prácticas, procesos prefigurativos relacionados más con la organización social y la democracia que con otras cuestiones de índole material. Esto no quiere decir que el anarquismo esté en contra de un discurso doctrinal amplio y fundamentado, sino que se encuentra centrado en los procesos de toma de decisión, algo que persigue poner en práctica incluso en la elaboración de su propio cuerpo teórico. Así, más que una Gran Teoría, como señala David Graeber, estaríamos ante la necesidad de buscar y poner en común distintos proyectos y líneas de investigación que, reforzándose mutuamente y mediante un fuerte protagonismo de la etnografía, constituyeran la base teórica anarquista. Para ello serían necesarias teorías sobre el Estado, sobre instituciones políticas no estatales, sobre el capitalismo y la historia del trabajo asalariado, sobre la verdadera relación entre poder y conocimiento, o sobre  movimientos sociales, jerarquía y alienación.

El autor también dedica una parte del libro a considerar y repasar los orígenes del pensamiento anarquista en la antropología. Desde la literatura y los primeros estudios etnológicos, bajo la influencia de Robert Graves y James Frazer, pasando por la antropología funcionalista, con Radcliffe-Brown, hasta llegar a la sociología francesa, donde David Graeber destaca la influencia de Mauss en el pensamiento económico del anarquismo, y la de Pierre Clastres, citado como uno de los pocos antropólogos abiertamente anarquistas, en aspectos de teoría política. Se detiene aquí el autor en el concepto de “contrapoder”, definiendo éste como práctica que mantiene a raya la posible aparición de desigualdades en sociedades altamente igualitarias. Mediante determinados ejemplos etnográficos, el autor parece caer en cierto etnocentrismo al calificar algunas prácticas de este tipo de sociedades como anarquistas.

Ahora bien, ¿cómo podríamos alcanzar una verdadera sociedad anarquista en el mundo contemporáneo? David Graeber señala dos puntos fundamentales sobre esta cuestión. Primero la imposibilidad de que una sociedad anarquista pudiera llevarse a cabo dentro de un estado anarquista, verdadero oxímoron político, y segundo, el cuestionamiento de que dicha eventualidad necesariamente tuviera que desarrollarse bajo el paraguas de una revolución. La complejidad del mundo actual hace imposible concebirlo como una totalidad que pudiera ser cambiada por otra simplemente mediante una ruptura revolucionaria. Graeber es partidario de formas colectivas de rechazo al poder a través de la reconstitución de las relaciones sociales, algo que el autor denomina “derribar muros”. Se trataría de una acción revolucionaria no dramática, a través de la transformación cotidiana, de un cambio social continuo que creara nuevas formas sociales disolviendo, a su vez, viejas estructuras.

También hay sitio en Fragmentos de Antropología Anarquista para destacar procesos actuales interesantes para el pensamiento anarquista, e incluso para esbozar unos mínimos de programa de cambio social. Vuelve aquí Graeber a señalar al movimiento antiglobalizador como posible motor de estos cambios, deteniéndose en detalle en la necesaria transformación de la actual democracia participativa y mayoritaria en otra basada en el consenso. Estaríamos así ante una globalización de carácter anarquista.

Para finalizar, el antropólogo británico se pregunta sobre el por qué de la escasa relación entre antropología y anarquismo, encontrando la respuesta en el origen de la antropología como disciplina, en las luchas de poder dentro de la academia y en la preeminencia de los estudios de identidad en las investigaciones actuales.

Fragmentos de Antropología Anarquista, pese a su brevedad, ha tenido una gran repercusión sobre los movimientos sociales, así como sobre el acercamiento antropológico a éstos, aportando una base teórica de acción y reflexión. La obra de David Graeber contribuye, de esta manera, a entender la antropología como una forma de militancia.

Bibliografía

ESTALELLA, A. Y CORSÍN, A. (2013) “Asambleas al aire: La arquitectura ambulatoria de una política en suspensión”, en Revista de Antropología Experimental 13, pp. 73-88.

FEIXA, C. ET AL (2012) “La globalización alternativa y los ‘novísimos’ movimientos sociales”, en Revista del Centro de Investigación (Méx.) 10 (37),  pp. 23-39.

(2011) “The #spanishrevolution and Beyond”, [http://culanth.org/fieldsights/68-the-spanishrevolution-and-beyond, consultada diciembre 2, 2013)

JURIS, J. Y RAZSA, M. (2012) “Occupy, Anthropology, and the 2011 Global Uprisings”, [http://culanth.org/fieldsights/63-occupy-anthropology-and-the-2011-global-uprisings, consultada diciembre 2, 2013]

Para descargar el original desde el ICA aquí

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